Los encuestados tienen miedo

Punto de Vista/Por Filiberto Vargas Rodríguez.

Prefacio.

Un diagnóstico puntual, contundente, el que tiene José Antonio Meade sobre Veracruz. En una interesante charla para la agencia Imagen del Golfo, el candidato presidencial advirtió que los veracruzanos tienen miedo por la inseguridad, coraje frente a la corrupción y frustración ante la pobreza. *** En respuesta a quienes le han pretendido atribuir parte de la responsabilidad de los actos de corrupción del gobierno de Javier Duarte, Pepe Meade recordó que fue la Secretaría de Hacienda, cuando él estaba al frente de ella, la que aportó los elementos necesarios para proceder en contra del exgobernador de Veracruz. *** Y puso especial énfasis en su propio perfil, y el de su amigo, el candidato a la gubernatura Pepe Yunes, limpios de cualquier sesgo de corrupción, poseedores ambos de un patrimonio acorde al producto de su trabajo, algo de lo que no pueden presumir otros candidatos. *** Pepe Meade trajo propuestas concretas a problemas específicos de Veracruz, en rubros tan sensibles como la seguridad, el empleo, la salud, la educación, el campo y el combate a la pobreza.

* * *

En cada proceso electoral, las encuestas cumplen un papel específico.

En estricto rigor, la medición de la preferencia de los electores es utilizada como una herramienta para definir el camino, el discurso y la estrategia que un candidato debe seguir para alcanzar la victoria.

Si los “estrategas electorales” tienen una idea clara de lo que los electores prefieren, pueden construir una oferta política que coincida con esas preferencias.

En algún momento, ya en su calidad de Presidente de México, Vicente Fox admitió que durante su campaña electoral “le decía a la gente lo que la gente quería escuchar”, aunque nunca haya considerado cumplir con sus compromisos.

El ejemplo más cercano para los veracruzanos es la campaña que llevó al triunfo a Miguel Ángel Yunes Linares, en el 2016. Sus estrategas centraron el discurso del candidato en exacerbar el repudio al gobierno de Javier Duarte y, como consecuencia, al partido que lo llevó al poder, el PRI.

Pero eso no era suficiente. No sólo se trataba de conseguir que los electores no votaran por el candidato priista, sino que lo hicieran por la opción del PAN. Para eso utilizaron el discurso condescendiente, ese en el que se le prometía al ciudadano lo que –según los estudios de opinión- esperaban escuchar.

Y les prometió meter a la cárcel a Javier Duarte (ya quedó demostrado que ese fue mérito del gobierno federal), y prometió que “en seis meses” devolvería la paz a los veracruzanos (pasarán sus dos años de gobierno y no sólo no lo habrá conseguido, sino que la violencia será aún mayor), recuperaría el empleo (lo cierto es que las cifras siguen a la baja) y sacaría a millones de veracruzanos de la pobreza (aunque en realidad utiliza a los pobres para explotar el clientelismo electoral, con el reparto tendencioso de despensas).

Pero las encuestas electorales no sólo tienen ese fin. También sirven para generar “percepción”, un ingrediente de gran utilidad con ese amplio sector de los “indecisos”, esos encuestados que admiten que aún no han decidido por quién van a votar, o que –aunque ya lo decidieron- prefieren no revelarlo.

Es en este ámbito en el que las casas encuestadoras (algunas, para no ser injustos) se venden al mejor postor. Unas alteran los resultados de sus sondeos, y otras inducen el resultado.

Un ejemplo:

En junio del 2006, en una entrevista, Roy Campos, el titular de la empresa encuestadora Consulta Mitofsky, que brindaba sus servicios a Televisa, admitió que en sus cuestionarios buscaban proteger al Presidente:

– ¿Por qué siempre saca buenas calificaciones Fox?

– Porque a la gente lo primero que le pregunto es qué piensa de Fox. En una encuesta, toda pregunta está inducida por la anterior. Entonces, si yo pregunto mil cosas que hagan enojar al encuestado, cuando le pregunte la evaluación de Fox me va a contestar enojado.

En los más recientes procesos electorales, especialmente en los que no ha ganado el partido que hasta el siglo pasado era hegemónico (el PRI), las casas encuestadoras justificaban la disparidad entre sus proyecciones y el resultado en las urnas, con el argumento de que “los encuestados aprendieron a mentir”.

Según esta teoría, de forma consistente los ciudadanos que eran interrogados sobre sus preferencias electorales mentían, atribuyéndoselas al partido gobernante.

En principio se pensó que sólo era una tendencia en contra del PRI, pero los más recientes procesos han demostrado que los encuestados se suelen manifestar a favor de quien gobierna, ante el temor de sufrir represalias por admitir que se inclinan por una fuerza opositora.

Eso sucedió al inicio de actual proceso. En Veracruz Miguel Ángel Yunes Linares ha despertado entre los ciudadanos dos sentimientos muy definidos. Los veracruzanos sienten repudio por Yunes Linares y sus sueños monárquicos, pero también tienen medio. Conocen su fama de violento, de represor, y por ello no se atreven a expresar abiertamente su inclinación por un candidato diferente a su hijo.

Y a pesar de ello, las más recientes cifras ya colocan al candidato de la alianza PAN-PRD- MC en la tercera posición, en lo que se vislumbra, no como un deslizamiento, sino como una abrupta caída que no han podido detener.

Sus encuestas dirán lo contrario. Para eso las contratan.

Y con seguridad el primero de julio, gracias a la actuación de los policías de Téllez Marié y de sus “operadores políticos” podrá recuperar algunos puntos, pero ya no serán suficientes.

* * *

Epílogo.

Es cada día más evidente la desesperación del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, ante el estancamiento de su primogénito en la carrera por la gubernatura. Apenas la semana pasada envió cartas a cada domicilio para recordarles a los veracruzanos lo que él ha hecho por ellos. Ahora anuncia que pretende liberar a los operarios de transporte público del trámite de refrendo del curso de manejo que según la ley deben cumplir cada dos años. Antes les condonó el pago de derechos y les rebajó las multas. Va a necesitar a los transportistas para “movilizar” a los votantes. Es por eso que anda tan “desprendido” con ellos. *** Si los problemas de inseguridad siguen a la alza, de eso no puede culpar el gobierno de Veracruz a la Federación. Le han hecho llegar marines, soldados y gendarmes, y le han enviado más recursos que a cualquier otra entidad para reforzar sus acciones policiacas. La Secretaría de Hacienda canalizará a Veracruz durante este ejercicio fiscal, 308 millones 485 mil pesos del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública de los Estados (FASP). Veracruz se ubica entre las tres entidades que reciben más recursos del FASP. El primer lugar lo ocupa el estado de México con 502 millones; el segundo es la Ciudad de México con 456 millones y le sigue Veracruz. *** No hay pretexto que valga.

filivargas@gmail.com

Entradas relacionadas

Dejar un comentario