Sin Tacto

sin-tactoLos debates.

Por Sergio González Levet

Zzzzzz… perdón estimada lectora, disculpas mi querido lector… pero me quedé dormido… es que estaba viendo uno de los entretenidos debates entre candidatos a diputados locales.

¿Que cuál? ¡El que usted quiera! Todos han resultado muy eficaces inductores del sueño, porque en verdad que es una aburrición escuchar a cinco, a siete, a nueve aspirantes con sus discursos gastados, faltos de imaginación, químicamente puros.

Gracias a la estricta normatividad electoral, los debates son todolo que usted quiera, menos debates.
Voy con el diccionario de la RAE, para ver qué nos dice del término, yencuentro dos definiciones: “1. m. controversia (‖ discusión).2. m. Contienda, lucha, combate.”

¡Nada que ver con esa pulcra presentación de candidatos en la que casi ni voltean a verse unos a otros!
En los “debates” del OPLE hay de repente asomos de alguna controversia, pero nunca una discusión, y menos se diga una contienda, lucha o combate.

Un Nembutal (pentobarbital, por si quiere el genérico), un Lexotan (bromazepam) y/o un Rivotril (clonazepam) tomados a dosis considerables no causan un efecto somnífero tan inmediato como el de estas señoras (o señoritas, según sea el caso) y señores (¿o señoritos?) que tienen un minuto para presentarse y luego dos minutos para desarrollar un tema específico aunque muy general, y luego otra vez un minuto para réplica, y otro minuto para contrarréplica… y el ciudadano que permanezca con los ojos abiertos o es de plano pariente muy cercano de alguno de ellos, o su asesor que les hizo decir cosas taaaan interesantes, o el novio o la novia.

Tan a gusto que estaríamos viendo cómo se dan verbalmente con todo, cómo se encrespan por lo que dice alguno de ellos y le contestan educada pero airadamente, y en una de ésas cómo pierde alguno los estribos y se pone a vociferar contra algo o alguien.

Y ataque en serio, no esos señalamientos light, esos apuntamientos ligeritos disfrazados de críticas duras: el mal gobierno nos tiene llenos de pobres, los funcionarios están coludidos con los delincuentes, todos son corruptos. Frases flamígeras, contundentes… ¡que ya no dicen nada a fuerza de haberse repetido!

A nuestros candidatos y a sus asesores se les ha olvidado hacer la tarea. Tendrían que investigar sobre la vida pública de sus oponentes, señalar con pelos y señales (con pruebas fehacientes o creíbles) lo que han hecho mal los gobiernos emanados de los partidos a los que se oponen. Debieran los aspirantes de los partidos oficiales defender con datos y razones la actuación de sus gobiernos.

Todo es en lo general; todo son acusaciones al aire, muchas veces sin nombre y sin destino.

Y de repente, cuando algún abanderado se anima a señalar a alguno de sus contrincantes y el que está viendo empieza a pensar que la cosa se va a animar, sucede que el otro se hace como el Tío… Lolo, y no contesta nada.

Yo le pido por favor a los candidatos que en los próximos debates tengan compasión de los ciudadanos, y piensen de qué manera pueden llamar su atención, qué les pueden decir que les resulte interesante, que los convenza de votar por ellos.

Piensen, tienen la oportunidad de hacer que su público duerma menos y sueñe más.
Un esfuercito, Por favor…

Zzzzz.

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